The Legend of… ¿Ghibli?

The Legend of… ¿Ghibli?

A pesar de que hay alguna que otra teoría interesante sobre Breath of the Wild que me ronda por la cabeza, hoy me ha parecido mejor encaminar un artículo a otro tipo de contenido, fuera del teórico-cronológico al que acostumbro a escribir. A parte de The Legend of Zelda y el mundo de los videojuegos, si hay otra gran afición en mi vida que incluso llega a dejar en un segundo plano a la primera, es: la animación japonesa. Y al hablar de animación japonesa, más cuando hablas de referentes, siempre te ves obligado a mencionar al icónico Studio Ghibli y sus maravillosas mentes, como las de Hayao Miyazaki o Isao Takahata. Dichos nombres son mundialmente conocidos por producir grandes películas de animación que han marcado a toda una generación -y no me refiero solo a una generación japonesa-. Títulos como El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke, El castillo ambulante, Mi vecino Totoro, La tumba de las luciérnagas, El cuento de la princesa Kaguya, Nausicaä del valle del viento, El castillo en el cielo… Han maravillado a todo el globo contando historias muy únicas que se alejan de los relatos típicos occidentales narrados por el famoso Disney.

De hecho, hace ya un tiempecillo, compartimos con vosotros una publicación sobre un fan que se había atrevido a fusionar el estilo de Ghilbi con The Legend of Zelda. Aquí os dejo un enlace. Y es que, realmente no estoy descubriendo nada nuevo al intentar relacionar Breath of the Wild con el estudio de Totoro. La influencia del uno al otro es un hecho que hasta el propio Aonuma y sus desarrolladores han admitido. Y sin ir más lejos, si has visto La princesa Mononoke, inmediatamente, notarás las claras similitudes. Sin embargo, a pesar de no ser novedad, me ha parecido interesante indagar en el tema y revelar detalles que, tal vez, pasan desapercibidos. Las similitudes son mucho mayores de lo que uno cree a simple vista. Así que, si sois amantes de Zelda y de Ghibli, os invito a que me acompañéis durante la lectura.

A pesar de las muchas películas que tiene el estudio, principalmente, veo similitudes con nuestra saga de videojuegos favorita en dos películas. La primera, y la más obvia, es La princesa Mononoke. Es sin duda la más fácil de comparar pues, tanto Breath of the Wild como dicho film están protagonizados por un elemento: lo salvaje. Mononoke es una historia inspirada en el periodo Sengoku de Japón, en el que un joven llamado Ashitaka se ve preso de una maldición que le lleva a abandonar su hogar e iniciar un viaje hacia tierras remotas. Así llega hasta un lejano bosque donde vive la denominada princesa de los espíritus del bosque, la «princesa Mononoke». Tanto ella como los espíritus del bosque, están en conflicto con una colonia de humanos que se ha instalado en las proximidades. Estos, tratan de aprovechar la materia del bosque, dañándolo, para avanzar como civilización. No es sino una lucha entre el hombre y la naturaleza, dos mundos que colisionan y se ven condenados a entenderse, tema muy típico en las películas de Hayao Miyazaki.

Ese espíritu de naturaleza, de lo salvaje, que tan bien encarna la película, parece haber calado muy hondo en los desarrolladores de Breath of the Wild, quienes no se han cortado ni un pelo en tratar de retransmitir un sentimiento parecido. Un clamor por la naturaleza. Y el primer ejemplo de ello recae en las primeras imágenes que pudimos ver del que, por entonces, se nos presentó como Zelda U. La imagen de arriba corresponde a ese momento. En aquellas imágenes pudimos observar un paisaje muy parecido al que se nos da en el inicio de la película de Ghibli, con similar vegetación, aldeanos o estructuras. A aquella imagen inicial le siguieron unas escenas de acción que conllevan una persecución protagonizadas por un Link -armado con un arco- sobre un caballo y un guardián. Curiosamente, en los primeros instantes de Mononoke, también vemos una acción parecida, solo que Ashitaka reemplaza a Link -también con un arco-, a lomos de Yakul -un ciervo- y el enemigo es un jabalí corrompido por una misteriosa maldad. El peculiar parecido, aunque en un principio solo protagonizó rumores entre fans, fue confirmado por el propio Aonuma. Dejó claro que se habían inspirado en Mononoke.

Y esa primera escena de Mononoke aún tiene mucho que decir respecto a algunos de los elementos de Breath of the Wild. Me llama mucho la atención la presencia del jabalí maldito (arriba en la imagen). Ya de por sí, el que sea un jabalí, animal en el que se basa también a Ganon, da mucho de que hablar. Pero en particular, quiero resaltar la maldición que recae sobre él. Un punzante odio que le conduce a arremeter contra otras formas de vida, que se manifiesta de una manera impura y corrosiva, muy similar a la malicia que genera el propio Ganon en Breath of the Wild. En ambos medios, tenemos dos jabalíes rodeados por una masa de odio que encierra sus verdaderas formas. Ambos son retratos del odio y se les pincela con sensaciones nocivas. Por no hablar de la idea de “corromper” algo que en teoría está del lado de las fuerzas del bien. ¿Sabéis por dónde voy? Esa toxicidad de la que estoy hablando, mientras que en Mononoke sirve para corromper al espíritu del jabalí, en Breath of the Wild sirve para controlar a todo un ejército de guardianes. Como ya he dicho, podría haber más influencia de la que uno cree.

Incluso si nos centramos en la figura de Link. Las grandes novedades de nuestro renovado héroe son una túnica azul y un peinado con coleta. Y a Ashitaka, como se puede ver en la imagen, también se le puede describir con estas dos características. Evidentemente, guardando claras distancias, pero su similitud es innegable. También se le ha dado mucha énfasis al arco en las publicaciones que nos han ido llegando de Link, arma principal de Ashitaka. Estos últimos puntos tal vez si sean más casualidades, aunque sea como sea, las comparaciones ya están servidas.

Como última comparación con La princesa Mononoke, me gustaría mencionar a dos seres que podemos encontrar en Breath of the Wild. Los primeros de ellos, a quienes conocimos por primera vez por medio de The Wind Waker, son la animada raza de los Kolog. Como ya expliqué en el pasado en un artículo que dediqué a ellos y su posible papel en Breath of the Wild; los Kolog están basados en unos seres del folclore japonés: los kodamas. Estos según la cultura japonesa son los espíritus de los árboles que pueblan el bosque, son espíritus benignos que rara vez se muestran ante los humanos y que, en ocasiones, guían a los viajeros que se pierden en el bosque. Sus representaciones en la mitología japonesa son prácticamente nulas, por lo que, la figura que idearon los dibujantes de La princesa Mononoke se convirtió en todo un punto de referencia. Y, cuando los desarrolladores de The Wind Waker quisieron dar vida a los kodamas del Universo Zelda, inmediatamente, tomaron a Mononoke como referencia. Los Kolog no son sino los kodamas de The Legend of Zelda, cumpliendo un papel más que parecido en sus dos apariciones en la saga, sobretodo, en la segunda.

La otra figura de la que quería hablar es del señor de la montaña. Esta criatura de Breath of the Wild, similar al rupinejo solo que en ciervo, es famosa por ser la única montura del juego que tiene infinitas “zanahorias” a la hora de cabalgar. Y es que, cuando la vi por primera vez no pude evitar pensar en el imponente espíritu del bosque de La princesa Mononoke. Más que por su apariencia, les comparo por su figura mística y suprema, y porque ambos son seres basados en un ciervo con rasgos humanos. Me pareció interesante notar esto y, me pregunto, ¿alguien más habrá caído en la misma cuenta?

Y ya abandonado el ejemplo de Mononoke, la segunda película a la que me gustaría remitirme es a, también de Hayao Miyazaki, El castillo en el cielo. Esta obra, anterior a La princesa Mononoke y menos famosa, nos cuenta la historia de Sheeta y Pazu, dos niños que están vinculados a una antigua civilización que vivía en una gigantesca isla que surcaba los cielos. La película es una aventura hacia este misterioso lugar que recibe el nombre de, y sé que a más de uno le sorprenderá, «Laputa». Debido a su mal sonar en castellano, el doblaje ideó llamarla “Lapunto”, pero prefiero quedarme con el original. Bromas a parte.

La cuestión es que, Laputa, como un reino antiguo que cayó en desgracia y de actual estado ruinoso, encaja a la perfección con el aspecto decadente del Hyrule de Breath of the Wild. Aunque, la idea de una ciudad olvidada en el cielo se puede remontar más atrás en la saga Zelda, concretamente a Twilight Princess con Celestia. Pero aún más llamativo es la existencia de una tecnología que los antiguos habitantes de Laputa desarrollaron para defender su reino. ¿No os vuelve a sonar de algo? Laputa contaba con un número de máquinas, más fácilmente visualizables si digo robots, que respondían a los deseos de sus creadores para defenderles a golpe de rayo láser que sale disparado desde su ojo en la zona reconocible como cara. Bastante similar a la idea y función que desempeñaban originalmente los guardianes, ¿no creéis? De hecho, hasta los brazos de los robots son comparables a los guardianes, aunque no su manera de moverse. Recordemos que la manera de moverse de un guardián están basada en los octoroks. Por lo que, podríamos decir que un guardián es un híbrido de robot de Laputa y octorok.

Bien es cierto que los robots no son corrompidos por ningún tipo de malicia como la que Ganon proyecta sobre los guardianes para hacerse con su control. Sin embargo, sí que es verdad que en un momento dado de la película, cercano al final -y perdón por el spoiler- el malo de la historia se hace con el control de los mismos. Es más, en una escena, un robot se sale de control por tal de proteger a Sheeta, lanzando rayos a diestro y siniestro generando un caos que es muy parecido al que los guardianes crean al salirse de control.

Incluso en ciertas partes de la película podemos ver robots amontonados, apilados o simplemente, fusionados con la naturaleza debido a que hace muchos años que dejaron de ser funcionables. Esta faceta también es comparable a los guardianes que nos encontramos a lo largo del juego, oxidados y olvidados, pasando a formar parte del propio entorno.

Como podéis ver, tal vez la influencia de Studio Ghibli sobre Breath of the Wild sea más fuerte de lo que uno puede notar a simple vista. En el artículo me he centrado en los dos aspectos, en las dos películas, que más claramente veía relacionadas -posiblemente- con el más reciente de los The Legend of Zelda. No descarto que en otras películas del estudio, que no son pocas, pueda haber alguna similitud más, algún detalle que a mí no se me ha ocurrido. Incluso, puede haberlos en las propias películas que he tratado. Por ello, si sois fans de ambos medios como yo y, habéis notado alguno de estos detalles que para mí han pasado desapercibidos, no dudéis en comentarnos ya sea en la caja de comentarios de esta misma web, o en nuestras redes sociales. Es muy satisfactorio notar este tipo de semejanzas en dos cosas que te gustan.

Espero sinceramente que hayáis disfrutado de la lectura tanto como yo la he disfrutado escribiéndola. Ha sido un tema muy interesante de tratar. Por lo demás, un saludo a todos, gracias por leer y, ¡nos vemos en un próximo artículo en Universo Zelda!

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